Desde los inicios de los tratamientos dentales se ha observado en la población ansiedad y miedo a tener que acudir al dentista. Estudios demuestran que las personas pueden desarrollar fobias al dentista por multitud de motivos diferentes, en gran medida de origen psicológico. ¿Por qué tenemos miedo al dentista? Respondemos.Existen múltiples hipótesis que intentan explicar la fobia generalizada al dentista. Una de estas teorías afirma que existe una respuesta fisiológica del organismo. Además de factores internos y psicológicos, pueden influir factores externos: la espera fuera de la consulta, los ruidos que generan algunos utensilios del dentista y el olor de una clínica dental suelen coincidir a menudo.
¿Por qué tenemos miedo al dentista? Algunas hipótesis.
Temor a ser lastimado. Las personas con temor al dentista, generalmente tienen miedo de ser dañados con algún objeto punzante o similar. Por ejemplo, algunos pacientes tienen miedo de que ser lastimados con la aguja de la anestesia local.
Miedo a la anestesia. La anestesia puede generar ansiedad y temor, incluso en los pacientes que normalmente no tienen fobia al dentista. Se estima que dicho temor se debe a los conocimientos que se tienen sobre la anestesia.
Otro de los factores que puede generar el temor a la anestesia es la inmovilidad de la lengua y la pérdida parcial de las sensaciones, una sensación bastante incomoda y desesperante a veces.
Contraer alguna enfermedad por medio de los instrumentos. El miedo a contraer alguna enfermedad por medio de algún instrumento odontológico puede ser común en personas con rasgos obsesivos compulsivos. Al imaginar que en los instrumentos hay millones de bacterias y virus comienzan muchos temores.
Opinión del dentista. Algunos pacientes presentan mal aliento por factores gástricos, caries o por la toma de medicamentos. Este problema a veces significa que la persona que lo padece prefiere no visitar al dentista por inseguridad, vergüenza, etc. A veces esto también se da en personas introvertidas y tímidas.
Mala praxis. La mala praxis es motivo de preocupación habitual en pacientes que han tenido malas experiencias con dentistas. Estos pacientes desarrollan inseguridad y desconfianza al momento de ser atendidos. Al haber padecido una mala experiencia dental a lo largo de su vida, estas personas mantienen muchos problemas al visitar al dentista.
Mensajes negativos. Siempre han existido padres, abuelos, familiares o amigos que han usado frases nada recomendables relacionadas con el dentista. «Si no comes bien vamos a llevarte al dentista», «si no te cepillas los dientes habrá que ir al dentista y te reñirá»… este tipo de frases no aportan nada bueno y sí que pueden contribuir a generar miedos e inseguridades en los niños.
Técnicas para combatir esos miedos
Después de entender por qué tenemos miedo al dentista, mencionaremos algunas técnicas para combatir estos miedos.
Desde el punto de vista del dentista, es importante que el especialista logre generar empatía con el paciente. Generar confianza incentivará la seguridad de los pacientes y tendrán una mejor aceptación del tratamiento.
Es necesario que el dentista conozca las características de una persona con fobia, de esta manera podrá manejar mejor la situación; lo primero que debe hacer es conocer el motivo de la fobia del paciente y cambiar su concepto erróneo del dentista o de los instrumentos que usa.
En cuanto a los pacientes, es necesario que conozcan sus emociones básicas, para poder determinar el origen del miedo al dentista. Antes de entrar a la consulta pueden hacer técnicas de respiración, inhalando y exhalando por 10 segundos. Está demostrado que respirar de esta forma disminuye los niveles de ansiedad.
Es ideal que los pacientes vayan a un dentista de referencia; es decir, el dentista de algún conocido, que habitualmente reciba tratamientos odontológicos y todo marche con normalidad. Con esto se disminuyen los riesgos de vivir experiencias de mala praxis.
Entre las técnicas que utilizan hoy en día los dentistas para combatir la odontofobia están los recursos de imagen y sonido y la tecnología (gafas de proyección de imágenes, reproductores de música, etc.), recursos más infantiles como juguetes y muñecos y la compañía de animales preparados para acompañar y la sedación consciente en casos más difíciles.
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