Las carillas son unas finas láminas de porcelana que imitan el aspecto del diente y se adhieren sobre él. Son realizadas por el técnico de laboratorio. El tratamiento requiere un mínimo de dos sesiones, la primera para preparar los dientes y tomar registros y la segunda, unos días más tarde, para colocar las carillas.
Las primeras carillas se empezaron a emplear en Hollywood, en los años 20, cuando el Dr. Charles Pincus realizaba unas láminas de cerámica que las estrellas se ponían durante un breve tiempo mientras se rodaba el plano. Eran de quita y pon, se pegaban precariamente y no se podía comer con ellas. Este invento puso en marcha una idea que con el tiempo derivaría en las actuales carillas de porcelana.
Con las carillas podemos corregir:
- Dientes teñidos en los que el blanqueamiento no resulte del todo satisfactorio.
- Cierre de espacios interdentales (dientes separados).
- Corrección de tamaño en dientes demasiado pequeños.
- Corrección de posición en uno o varios dientes atrasados o rotados.
- Dientes anteriores con múltiples empastes antiestéticos
- Rejuvenecimiento dental.
Las principal ventaja de esta técnica es que la porcelana nunca cambia de color, por lo que no requieren un mantenimiento específico o pulido . En cuanto a los inconvenientes, respecto a las carillas de composite, están el hecho de que hay que aplanar la cara anterior del diente para compensar el grosor de la porcelana, que requieren al menos dos sesiones y no se pueden retocar en boca.
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